Lo que más me preocupa de mi Colombia es que todos los valores están al revés. Somos, cada vez más, un país urgido de justicia. Tenemos criminales de lesa humanidad en el Congreso. El presidente Uribe judicializado. Lo corruptos gozando de impunidad. Los ciudadanos honestos sin opciones. Creí que no podíamos caer más. Ahora hay congresistas defendiendo a Santrich. Sí, Santrich el jefe de la disidencia que asesina colombianos, el mafioso.
El senador Roy acusó a la Fiscalía y a la DEA de haber hecho un montaje contra Santrich. Y el senador Petro tratando de mantener esa tesis de que todo fue un entrampamiento, dice que Armando Gómez -que entregó la coca- era supuestamente un funcionario de la DEA, y que Santrich nada tenía que ver. Es tan abrupto, que vale recordar que Gómez fue extraditado y está en la cárcel por narcotráfico.
Una defensa vergonzosa, pero sobretodo falsa. Así lo demostró el exfiscal Néstor Humberto Martínez en la Comisión Primera del Senado. Mostró el audio donde Marlon Marín asegura que la coca se la consiguió Santrich, dejando claro que la coca no era de la Fiscalía, como falsamente querían hacernos creer. Otro audio donde queda claro que el dinero de la coca se le entregó a Santrich. Sí el que liberó la JEP y las altas cortes. Salieron a relucir las cuentas en Turquía y Grecia, las de los 500 millones de dólares que las Farc quería lavar.
El debate me hizo recordar todas las mentiras que hemos oído, todas las injusticias que han pasado y que la impunidad que se consolida.
Volvimos a evocar como cuando la JEP dijo que no le llegaron las pruebas, mintió. La Fiscalía certificó todos los audios que inculpaban a Santrich y llegaron a la JEP. Los audios que no llegaron nada tenían que ver con Santrich. Lo que es más grave, Martínez mostró una decisión reciente de la JEP contra otro de los procesados junto a Santrich a quien, con las mismas pruebas, a este sí, Fabio Younes, dejaron extraditarlo.
Recordó Martínez, y ojalá no lo olvidara el país, como las Farc recién desmovilizadas, a través de Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, andaban buscando robarse la plata de la salud para los desmovilizados. Se descubrió por causalidad en los seguimientos que se hacían a empresarios de la salud dedicados a saquearla. Apareció ahí Marín negociando esos recursos. Cuando aquello se frustró, se enfilaron para robarse los recursos de los proyectos de la paz. Con la terrible frase de que ellos no eran como los políticos que cobran en 10%, sólo el 5% para él y su familia. Corruptos y ladrones nos salieron los “revolucionarios”.
El 22 de febrero, dos meses después de firmar el acuerdo, Don Ti, uno de los capos más importantes de la mafia en Nariño se fugó y se escondió en la zona de las Farc en Tumaco; y lo resguardaban los recién desmovilizados. Ahí se inició la inclusión de mafiosos a las listas de las Farc. Fue la primera confrontación entre las autoridades norteamericanas con las nacionales, pues extraditables entraban a las listas de las Farc. Información que fue entregada a Sergio Jaramillo, Alto Comisionado de Paz, aseguró Martínez, en julio y agosto de 2017. Como no hubo respuesta, en octubre 2017 se le informó al Presidente Santos. ¿Y por qué no procesaron los encubridores de mafiosos? ¿Qué hizo la JEP frente a estas alianzas tejidas después de los acuerdos? ¿Dónde están las verdades sobre el narcotráfico? ¿Para cuándo las confesiones sobre sus vínculos con los carteles mexicanos? ¿Hasta cuándo vamos a tener que esperar?
El senador Roy acusó a la Fiscalía y a la DEA de haber hecho un montaje contra Santrich. Y el senador Petro tratando de mantener esa tesis de que todo fue un entrampamiento, dice que Armando Gómez -que entregó la coca- era supuestamente un funcionario de la DEA, y que Santrich nada tenía que ver. Es tan abrupto, que vale recordar que Gómez fue extraditado y está en la cárcel por narcotráfico.
Una defensa vergonzosa, pero sobretodo falsa. Así lo demostró el exfiscal Néstor Humberto Martínez en la Comisión Primera del Senado. Mostró el audio donde Marlon Marín asegura que la coca se la consiguió Santrich, dejando claro que la coca no era de la Fiscalía, como falsamente querían hacernos creer. Otro audio donde queda claro que el dinero de la coca se le entregó a Santrich. Sí el que liberó la JEP y las altas cortes. Salieron a relucir las cuentas en Turquía y Grecia, las de los 500 millones de dólares que las Farc quería lavar.
El debate me hizo recordar todas las mentiras que hemos oído, todas las injusticias que han pasado y que la impunidad que se consolida.
Volvimos a evocar como cuando la JEP dijo que no le llegaron las pruebas, mintió. La Fiscalía certificó todos los audios que inculpaban a Santrich y llegaron a la JEP. Los audios que no llegaron nada tenían que ver con Santrich. Lo que es más grave, Martínez mostró una decisión reciente de la JEP contra otro de los procesados junto a Santrich a quien, con las mismas pruebas, a este sí, Fabio Younes, dejaron extraditarlo.
Recordó Martínez, y ojalá no lo olvidara el país, como las Farc recién desmovilizadas, a través de Marlon Marín, sobrino de Iván Márquez, andaban buscando robarse la plata de la salud para los desmovilizados. Se descubrió por causalidad en los seguimientos que se hacían a empresarios de la salud dedicados a saquearla. Apareció ahí Marín negociando esos recursos. Cuando aquello se frustró, se enfilaron para robarse los recursos de los proyectos de la paz. Con la terrible frase de que ellos no eran como los políticos que cobran en 10%, sólo el 5% para él y su familia. Corruptos y ladrones nos salieron los “revolucionarios”.
El 22 de febrero, dos meses después de firmar el acuerdo, Don Ti, uno de los capos más importantes de la mafia en Nariño se fugó y se escondió en la zona de las Farc en Tumaco; y lo resguardaban los recién desmovilizados. Ahí se inició la inclusión de mafiosos a las listas de las Farc. Fue la primera confrontación entre las autoridades norteamericanas con las nacionales, pues extraditables entraban a las listas de las Farc. Información que fue entregada a Sergio Jaramillo, Alto Comisionado de Paz, aseguró Martínez, en julio y agosto de 2017. Como no hubo respuesta, en octubre 2017 se le informó al Presidente Santos. ¿Y por qué no procesaron los encubridores de mafiosos? ¿Qué hizo la JEP frente a estas alianzas tejidas después de los acuerdos? ¿Dónde están las verdades sobre el narcotráfico? ¿Para cuándo las confesiones sobre sus vínculos con los carteles mexicanos? ¿Hasta cuándo vamos a tener que esperar?