Informante dice que hijo de exsenadora era cercano a Saab. Rastrean bienes y correos. Ella lo niega.
El Tiempo | Unidad Ivestigativa | 6 de diciembre de 2020
Piedad Córdoba admite que conoció a Álex Saab (de blanco, a sus espaldas), pero es enfática en que no se lo presentó ni a Hugo Chávez ni a Nicolás Maduro.
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Reuniones políticas, ingreso a cárceles, denuncias ante la CIDH, restaurantes, reuniones privadas y hasta compras. La exsenadora colombiana Piedad Córdoba podía entrar y salir libremente de Estados Unidos e incluso convocar ruedas de prensa después de sus entrevistas con Salvatore Mancuso y otros ‘paras’.
Pero, sin mayores explicaciones, en 2016 ese gobierno decidió no darle la visa y, como siempre lo ha hecho, se abstuvo de dar explicaciones.
Sin embargo, fuentes federales le dijeron a EL TIEMPO que la decisión de que Córdoba no vuelva a ingresar a ese país, al menos por ahora, se debe a sus nexos con el barranquillero Álex Saab. De hecho, una de sus fotos permanece en el organigrama que la DEA armó sobre el entramado de negocios y nexos del señalado testaferro de Nicolás Maduro, hoy preso en Cabo Verde.
Con turbante azul, la ubican al lado de Álvaro Pulido, socio y señalado cómplice de Saab, que también figura con el nombre de Germán Rubio. No la han querido remover a pesar de que, cuando Saab fue capturado, la exsenadora le dijo a EL TIEMPO que es falso que ella se lo hubiera presentado a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro.
Además, es enfática en que no sabe ni participó en los negocios de Saab ni conoce quién es Pulido.
“Es absurdo quienes dicen que Pulido es sobrino mío”, reiteró este viernes. A pesar de eso, bajo ese mismo rasero, la DEA también mantiene en el organigrama de los tentáculos de Saab las fotos (en esmoquin blanco y corbatín negro) del empresario Carlos Gutiérrez Robayo (concuñado de Gustavo Petro), de los hermanos Reinaldo y Juan José Slebi, del excónsul Javier Betancourt y de unos pilotos.
EL TIEMPO estableció que un par de informantes le han venido suministrando datos a la DEA, con los que dicen, se demostrarían que los nexos entre Córdoba y Saab irían más allá de una simple amistad o encuentros en Venezuela.
El dato más llamativo es que hijos de Córdoba habrían tenido negocios con Saab, capturado el 13 de junio de 2020: aseguran que Camilo Andrés Castro Córdoba trabajó en 2011 para el hoy extraditable. Y aseguran que el año es clave.
Un informante dice que presenció una supuesta reunión entre Camilo, Saab, el entonces canciller venezolano Nicolás Maduro y los hijos del hoy dictador. Y casi de inmediato, el joven fundó una empresa en Panamá.
EL TIEMPO entró a registros en el istmo y allí consta que el 21 de mayo de 2011 constituyó Papalma Investment S.A.
“Se verifican movimientos financieros, correos en los que supuestamente hablan de negocios con Saab, visitas de la exsenadora a su apartamento en París y costosas compras”, dijo una fuente federal.
También se chequea la negociación de una planta de palma de aceite que Saab buscó adquirir en Texas, por 8 millones de dólares. Pero allí están involucrados otros dos colombianos.
Otro de los informantes insiste en conectar a la exsenadora con el supuesto cobro de 26,6 millones de dólares que el régimen le debía a Saab, y con una bonificación por el trámite. Pero ella es enfática en que no tuvo nada que ver con los negocios del extraditable.
Incluso, le reveló a este diario que, a través de un abogado, la DEA le hizo saber (en 2018) que estaban interesados en escucharla y ella dijo que no sabía nada de Venezuela, Saab, nada.
La exsenadora también advirtió que es falso que Saab esté relacionado con el caso de su visa, y se lo atribuye a su labor humanitaria en torno a la liberación de secuestrados de las Farc.
“Iba para la CIDH a ver la denuncia por mi destitución ilegal y me dijeron que mi caso quedaba en proceso administrativo. Me preguntaron por qué iba mucho a Cuba y a Venezuela; no por Saab”, le dijo a EL TIEMPO.
Agregó que si bien su hijo Camilo conoció a Saab y la acompañó a ella a Venezuela, es falso que hubiera trabajado para él.
Allegados a Camilo Castro dijeron que este sí le había propuesto a Saab un negocio (al parecer de venta de carne y leche), pero nunca se concretó. Y descartaron de plano el tema de la reunión con Maduro.
Sobre Papalma, aseguraron que es una vieja firma en Colombia con la que la familia maneja inversiones en turismo de cabañas. El hijo de Córdoba matriculó la firma en Panamá, pero dicen que nunca se usó.
En cuanto a su estadía en París, la exsenadora explicó que solo pasó una noche en el apartamento de Saab, luego de que Cynthia (su primera esposa) hiciera un cóctel. “A mí me invitó al Festival de la Humanidad Carlos Lozano, Álex supo que estaba allá y fuimos a un cóctel”, explicó. Y agregó que en ese viaje solo se compró un reloj Cartier, económico, con su propia plata.
La exsenadora asegura que está lista para demostrar que nunca hizo negocios con Saab ni le recibió plata. Y que tampoco abogó por él ante el régimen.
En una segunda fase de la investigación, la justicia de Estados Unidos indagará ese nexo, así como el que EL TIEMPO reveló, entre el empresario Carlos Alberto Gutiérrez Robayo y Saab.
En su momento se dijo que había sido un fallido intento de incursionar en el negocio petrolero a través de la empresa Trenaco Colombia. También está dentro del caso el excónsul Javier Betancourt, quien apareció en varias empresas de Saab, así como los hermanos Slebi de la Rosa, relacionados con un caso de visas y de tarjetas de crédito American Express que Saab usó para mover más de 420.000 dólares a Estados Unidos.
Pero, sin mayores explicaciones, en 2016 ese gobierno decidió no darle la visa y, como siempre lo ha hecho, se abstuvo de dar explicaciones.
Álex Saab fue capturado en Cabo Verde el 13 de junio pasado y tiene pedido de extradición de EE. UU.
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Con turbante azul, la ubican al lado de Álvaro Pulido, socio y señalado cómplice de Saab, que también figura con el nombre de Germán Rubio. No la han querido remover a pesar de que, cuando Saab fue capturado, la exsenadora le dijo a EL TIEMPO que es falso que ella se lo hubiera presentado a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro.
Además, es enfática en que no sabe ni participó en los negocios de Saab ni conoce quién es Pulido.
“Es absurdo quienes dicen que Pulido es sobrino mío”, reiteró este viernes. A pesar de eso, bajo ese mismo rasero, la DEA también mantiene en el organigrama de los tentáculos de Saab las fotos (en esmoquin blanco y corbatín negro) del empresario Carlos Gutiérrez Robayo (concuñado de Gustavo Petro), de los hermanos Reinaldo y Juan José Slebi, del excónsul Javier Betancourt y de unos pilotos.
Esta es la foto del empresario colombiano Carlos Alberto Gutiérrez Robayo que aparece en el organigrama de Álex Saab.
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El hijo y los informantes
EL TIEMPO estableció que un par de informantes le han venido suministrando datos a la DEA, con los que dicen, se demostrarían que los nexos entre Córdoba y Saab irían más allá de una simple amistad o encuentros en Venezuela.
El dato más llamativo es que hijos de Córdoba habrían tenido negocios con Saab, capturado el 13 de junio de 2020: aseguran que Camilo Andrés Castro Córdoba trabajó en 2011 para el hoy extraditable. Y aseguran que el año es clave.
Un informante dice que presenció una supuesta reunión entre Camilo, Saab, el entonces canciller venezolano Nicolás Maduro y los hijos del hoy dictador. Y casi de inmediato, el joven fundó una empresa en Panamá.
Javier Betancourt, excónsul en New York y director de la compañía Group Grand Limited, vinculada a Saab.
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“Se verifican movimientos financieros, correos en los que supuestamente hablan de negocios con Saab, visitas de la exsenadora a su apartamento en París y costosas compras”, dijo una fuente federal.
El Cartier y París
También se chequea la negociación de una planta de palma de aceite que Saab buscó adquirir en Texas, por 8 millones de dólares. Pero allí están involucrados otros dos colombianos.
Otro de los informantes insiste en conectar a la exsenadora con el supuesto cobro de 26,6 millones de dólares que el régimen le debía a Saab, y con una bonificación por el trámite. Pero ella es enfática en que no tuvo nada que ver con los negocios del extraditable.
Estados Unidos liga a Álex Saab con una docena de empresas y con varios colombianos.
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La exsenadora también advirtió que es falso que Saab esté relacionado con el caso de su visa, y se lo atribuye a su labor humanitaria en torno a la liberación de secuestrados de las Farc.
“Iba para la CIDH a ver la denuncia por mi destitución ilegal y me dijeron que mi caso quedaba en proceso administrativo. Me preguntaron por qué iba mucho a Cuba y a Venezuela; no por Saab”, le dijo a EL TIEMPO.
El apartamento de Saab en Paris está ubicado en bulevar Saint Germain, una zona de lujo.
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Allegados a Camilo Castro dijeron que este sí le había propuesto a Saab un negocio (al parecer de venta de carne y leche), pero nunca se concretó. Y descartaron de plano el tema de la reunión con Maduro.
Sobre Papalma, aseguraron que es una vieja firma en Colombia con la que la familia maneja inversiones en turismo de cabañas. El hijo de Córdoba matriculó la firma en Panamá, pero dicen que nunca se usó.
En cuanto a su estadía en París, la exsenadora explicó que solo pasó una noche en el apartamento de Saab, luego de que Cynthia (su primera esposa) hiciera un cóctel. “A mí me invitó al Festival de la Humanidad Carlos Lozano, Álex supo que estaba allá y fuimos a un cóctel”, explicó. Y agregó que en ese viaje solo se compró un reloj Cartier, económico, con su propia plata.
Esta es la tarjera de crédito amparada de Álex Saab que investiga la DEA.
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Los otros
La exsenadora asegura que está lista para demostrar que nunca hizo negocios con Saab ni le recibió plata. Y que tampoco abogó por él ante el régimen.
En una segunda fase de la investigación, la justicia de Estados Unidos indagará ese nexo, así como el que EL TIEMPO reveló, entre el empresario Carlos Alberto Gutiérrez Robayo y Saab.
En su momento se dijo que había sido un fallido intento de incursionar en el negocio petrolero a través de la empresa Trenaco Colombia. También está dentro del caso el excónsul Javier Betancourt, quien apareció en varias empresas de Saab, así como los hermanos Slebi de la Rosa, relacionados con un caso de visas y de tarjetas de crédito American Express que Saab usó para mover más de 420.000 dólares a Estados Unidos.