Izquierda mentirosa

La izquierda, además de mentirosa, sufre de indignación selectiva

María Andrea Nieto
María Andrea Nieto | Semana | 23 de enero de 2021

La izquierda es experta en vender humo, por eso Colombia corre un grave peligro en creer sus promesas y elegir un gobierno de centro-izquierda o de extrema izquierda en 2022. En la conquista del poder, la izquierda ha desplegado varias estrategias y quizás la que más éxito ha tenido es la de reescribir la historia reciente del país. Este proceso inició con la firma de los acuerdos de paz en La Habana, impulsado por el expresidente Juan Manuel Santos, que contó con el apoyo de políticos, medios de comunicación, influenciadores, periodistas y, por supuesto, con el uso del presupuesto estatal, con el que configuraron una versión de lo que fue la guerra y la paz.

En esa reescritura le dijeron al país que los acuerdos de La Habana eran la única salida viable al conflicto armado, que los guerrilleros que secuestraron y masacraron colombianos no eran tan malos y que el narcotráfico se solucionaba con la legalización. En virtud de esa historia arreglada a la fuerza torcieron los resultados de la democracia en las urnas y el No que ganó en el plebiscito, terminó convertido en un Sí. Satanizaron a los ciudadanos que dijeron no y los acusaron de ser enemigos de la paz. Pero el tiempo les dio la razón, y las promesas de la izquierda de que los miembros del grupo terrorista de las Farc no iban a ir al Congreso o que pagarían una condena por sus crímenes terminaron siendo mentiras.

La paz que prometieron no llegó, el país quedó inundado con más de 200.000 hectáreas de coca, el narcotráfico disparado, no hubo justicia para delitos de lesa humanidad y, por el contrario, diez miembros del grupo terrorista de las Farc cayeron parados sobre una curul en el Congreso de la República sin pagar un solo día de cárcel. Para rematar, el jefe negociador de las Farc, Iván Márquez, se rearmó con sus compinches y se fueron de nuevo a delinquir como narcotraficantes a las montañas de Colombia (o de Venezuela) y desde ahí graban videos políticos con más mentiras.

El último de los videos de Iván Márquez decía que la izquierda debe unirse para ganar la Presidencia en 2022 y derrocar a la derecha.

La izquierda, además de mentirosa, sufre de indignación selectiva. Los negociadores de los acuerdos de paz del Gobierno Santos, pusieron uno que otro mensaje en las redes sociales calificando de “loquito” a Márquez por el video. Otros dijeron que era mejor hacer de cuenta que no había pasado nada. Curioso que antes sacaban pecho en las fotos con Márquez desde La Habana, pero ahora le hacen el feo. La izquierda quiere llegar al poder en 2022 y está en todo su derecho. Ya ganó las elecciones de alcaldes en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín. Las elecciones de gobernadores y alcaldes son las primarias de las presidenciales y es desde los gobiernos locales que se construye la estructura política para la elección del Congreso y la Presidencia. La maquinaria que llaman y que se estructura con contratos millonarios, ubicación estratégica de funcionarios, nombramientos y mermelada por montones. La izquierda dice que no utiliza estos mecanismos, pero eso tampoco es cierto.

Otra mentira de la izquierda para ganar elecciones es vender un discurso de innovación, que en realidad cuando gobierna es solo improvisación. La venta de humo no les permite estructurar un modelo realista y cuando tienen que ejecutar se dan cuenta de que es imposible cumplir sus promesas. Lo vivió Bogotá con Gustavo Petro y lo sufre la capital del país en la actualidad con Claudia López, quien después de un año y con la pandemia ha cometido muchos errores. Ante la falta de ejecución, los gobiernos de izquierda utilizan la estrategia de la comunicación para crear más cortinas de humo y justificar la falta de un plan. La reescritura de la historia de la izquierda se cuenta por medio de las redes. Por eso hacen millonarias contrataciones en fotógrafos, asesores de imagen, expertos en algoritmos y medios de comunicación. A través de las redes desprestigian a sus adversarios y dañan carreras profesionales a punta de mentiras y noticias falsas.

Pero quizás la peor de las mentiras que vende la izquierda es que ellos son los dueños de la defensa de las causas humanas que nos importan a todos sin distingo político. Vendieron la idea de que solo la izquierda defiende los derechos humanos, cuida el medioambiente, los derechos de las mujeres, de los niños y las minorías étnicas. Bueno, sí defienden el derecho a abortar, en eso sí no dicen mentiras. El problema es que la izquierda cree que la caja de resonancia de sus reclamos y mentiras es la verdad. Hay una mayoría silenciosa que no opina en redes sociales, pero que observa y en silencio vota en las urnas. Por eso ganó el No en el plebiscito. El peor de los errores que podría cometer Colombia es creerle a la izquierda en 2022. En el pasado ya lo hizo Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva, Argentina con los Kirchner, Ecuador con Rafael Correa, Nicaragua con Daniel Ortega, Bolivia con Evo Morales y el peor de todos, Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Todos expertos en mentir.


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