José Félix Lafaurie | El Expediente | 14 de abril de 2022
Las preguntas sin respuesta tras los resultados del 13 de marzo, hoy ensombrecen las presidenciales de mayo, con muchos ruidos presagiando desastre, en una elección estratégica para preservar la democracia o, Dios no lo quiera, darle paso al progresismo comunista que ha fracasado en la región.
Ruidos por la contratación ¿Por qué el contrato del software para el escrutinio lo ganó, por selección abreviada por razones de seguridad nacional, el contratista que lo alquilaba desde hacía años, la firma española INDRA?
¿Por qué el estudio de mercado se hizo con cuatro empresas, tres sin experiencia en temas electorales y la ya mencionada INDRA? ¿Por qué no se tuvo en cuenta el sabotaje al software de INDRA en 2014, establecido por el Consejo de Estado?
¿Por qué un exempleado de INDRA y Thomas Greg, llega a la Registraduría y es hoy Gerente de Informática? El Registrador respondió que él “no interviene en la ejecución del software de escrutinios y consolidación de datos”; entonces, ¿Qué hace allá el gerente de Informática?; y que “no tenía impedimentos” formales, pero le sobraban impedimentos éticos.
El contrato, por 1,2 billones, para la logística de las elecciones 2022, lo ganó la unión temporal DISPROEL, que lo ejecuta desde hace diez años ¿No es extraño que nadie pueda competirle? ¿Qué ha pasado con las denuncias de los competidores, siete en este último contrato, sobre condiciones amarradas?
¿No es extraño que DISPROEL, esté controlada por Thomas Greg, la empresa de la que Santos fue miembro de Junta Directiva entre 2002 y 2006, la misma que recibió billonarios contratos en su gobierno?
Ruidos que vienen de los “aterrizajes”, como el de la “Internacional Progresista”, una ONG de izquierda disfrazada de “observadora” y traída por Petro para influir en las votaciones, acusando al gobierno de represión y campañas de exterminio. ¿Por qué al CNE le pareció suficiente una “amonestación”? ¿Por qué la Cancillería no la expulsó?
¿Por qué “aterriza” en la embajada rusa el señor Tarantsоv, el mismo que el gobierno de Washington echó de su país por interferir en las elecciones presidenciales de 2016? ¿Qué ha hecho la cancillería?
Y para aterrizajes sospechosos, el del secretario de Santos en el Pacto Histórico de Petro, principal beneficiario del millón de “errores” del 13 de marzo. ¿Por qué la Procuraduría, que abrió indagación al registrador, no investiga a los jurados que asaltaron ese proceso, todos funcionarios públicos disciplinables?
Las víctimas de la ola invernal saben que al desastre lo precede el ruido ensordecedor de la avalancha, apenas con tiempo para salvar la vida.
Como en Bolivia y Perú, y como lo ha denunciado María Fernanda Cabal, el ruido sobre las elecciones es ensordecedor, poniendo a la democracia y la libertad en riesgo de quedar sepultadas por la avalancha de la dictadura.
Las preguntas sin respuesta tras los resultados del 13 de marzo, hoy ensombrecen las presidenciales de mayo, con muchos ruidos presagiando desastre, en una elección estratégica para preservar la democracia o, Dios no lo quiera, darle paso al progresismo comunista que ha fracasado en la región.
Ruidos por la contratación ¿Por qué el contrato del software para el escrutinio lo ganó, por selección abreviada por razones de seguridad nacional, el contratista que lo alquilaba desde hacía años, la firma española INDRA?
¿Por qué el estudio de mercado se hizo con cuatro empresas, tres sin experiencia en temas electorales y la ya mencionada INDRA? ¿Por qué no se tuvo en cuenta el sabotaje al software de INDRA en 2014, establecido por el Consejo de Estado?
¿Por qué un exempleado de INDRA y Thomas Greg, llega a la Registraduría y es hoy Gerente de Informática? El Registrador respondió que él “no interviene en la ejecución del software de escrutinios y consolidación de datos”; entonces, ¿Qué hace allá el gerente de Informática?; y que “no tenía impedimentos” formales, pero le sobraban impedimentos éticos.
El contrato, por 1,2 billones, para la logística de las elecciones 2022, lo ganó la unión temporal DISPROEL, que lo ejecuta desde hace diez años ¿No es extraño que nadie pueda competirle? ¿Qué ha pasado con las denuncias de los competidores, siete en este último contrato, sobre condiciones amarradas?
¿No es extraño que DISPROEL, esté controlada por Thomas Greg, la empresa de la que Santos fue miembro de Junta Directiva entre 2002 y 2006, la misma que recibió billonarios contratos en su gobierno?
Ruidos que vienen de los “aterrizajes”, como el de la “Internacional Progresista”, una ONG de izquierda disfrazada de “observadora” y traída por Petro para influir en las votaciones, acusando al gobierno de represión y campañas de exterminio. ¿Por qué al CNE le pareció suficiente una “amonestación”? ¿Por qué la Cancillería no la expulsó?
¿Por qué “aterriza” en la embajada rusa el señor Tarantsоv, el mismo que el gobierno de Washington echó de su país por interferir en las elecciones presidenciales de 2016? ¿Qué ha hecho la cancillería?
Y para aterrizajes sospechosos, el del secretario de Santos en el Pacto Histórico de Petro, principal beneficiario del millón de “errores” del 13 de marzo. ¿Por qué la Procuraduría, que abrió indagación al registrador, no investiga a los jurados que asaltaron ese proceso, todos funcionarios públicos disciplinables?
Las víctimas de la ola invernal saben que al desastre lo precede el ruido ensordecedor de la avalancha, apenas con tiempo para salvar la vida.
Como en Bolivia y Perú, y como lo ha denunciado María Fernanda Cabal, el ruido sobre las elecciones es ensordecedor, poniendo a la democracia y la libertad en riesgo de quedar sepultadas por la avalancha de la dictadura.