Cuesta creer que Colombia escogerá a un megalómano populista de extrema izquierda que se cree dios incluso antes de gobernar.
Salud Hernández-Mora | Semana | 22 de abril de 2022
Nada le afecta. Todo le resbala. Puede mentir, soltar incongruencias, protagonizar un patético show de una firma en mármol, decir un día A y al siguiente Z sin inmutarse, escoger de mano derecha a un alfil de Santos que criticaron con dureza por corrupto. Lo protege un grueso teflón y sus seguidores parecen dispuestos a voltear la cabeza una y mil veces.
Empezando por la permanencia del funesto registrador Alexánder Vega. No solo prueba que Petro es intocable, sino que su campaña impone la narrativa de los sucesos. Puesto que la tula del 1,5 millones de votos milagrosos los benefició, ya no les parece que Vega sea un estorbo, a pesar de que llevaban meses denunciando que serían víctimas de un fraude.
Por eso, el Pacto Histórico no denuncia que Margarita Cabello, la única que puede sacarlo del cargo y nombrar a un registrador ad hoc imparcial en su lugar, prefiera irse de paseo a España antes que tomar una decisión imprescindible para garantizar la limpieza electoral. No tiene presentación que la exmagistrada, que no tiene un solo caso relevante que presentar en su año de pésima gestión, deje a un registrador que no ofrece garantías a la oposición.
¿Qué habría ocurrido si el registrador, en lugar de colaborar con la Unasur del chavismo y Samper, de contratar a dedo a la empresa que se reunió con Petro en Madrid, hubiese escogido una compañía visitada por Tomás Uribe y los votos hallados hubieran ido a parar al Centro Democrático en detrimento del Pacto Histórico?
También es incongruente que la extrema izquierda proponga un cambio radical en el país y luego apoyen a un candidato que pide a la sociedad indulgencias para los corruptos. Y que no le den importancia a que la razón para semejante propuesta sea recoger el caudal electoral de los condenados. El todo vale queda más patente que nunca.
Ni les preocupe la incoherencia de Petro, Roy Barreras y demás tropa radical, al rasgarse las vestiduras y afirmar, con un toque de indignación, que la gira carcelaria del hermanísimo ocurrió a sus espaldas.
No solo faltan a la verdad, porque obvio que sabían, sino que es de hipócritas considerar repudiable hablar con unos reclusos que llevan años tras las rejas, pero maravilloso y santificador sellar un pacto de impunidad con una cúpula guerrillera que además de corrupta era matona.
Qué alguien señale la diferencia entre el Gordo García y los hermanos Moreno con Timochenko. Yo, al menos, solo acerté a encontrar una: mientras los dos ladrones del erario bogotano están presos y García paga cárcel desde 2010 por la masacre de 15 campesinos en Macayepo, al jefe de las Farc y sus compinches los premiaron con una vida sabrosa de plata y cero barrotes.
Además, el Pacto Histórico sigue persistiendo en la ignominia de prometer lo mismo a los sanguinarios del ELN, y no hacen ascos a que esa guerrilla, que acaba de asesinar a dos niños, les manifieste su apoyo. Era lógico, por tanto, que los petristas no les concedieran importancia a los encuentros clandestinos del hermanísimo con corruptos y mafiosos.
No olvidemos, además, que una parte de los que votarán por Petro solo los mueve el odio hacia todo lo que les huela a derecha y uribismo. El resto, incluso que el país ruede hacia el abismo, les vale cinco.
Y supongo que a Petro y sus alfiles ahora les parecerá estupenda, profesional, neutral, la encuesta del Centro Nacional de Consultoría, encargada por SEMANA. Cuesta creer que Colombia escogerá a un megalómano populista de extrema izquierda que se cree dios incluso antes de gobernar. Pero todo apunta a que vamos hacia allá si Fico, el único que le podría derrotar, no da un giro completo.
Sergio Fajardo no va a despegar, sus videos no despiertan el menor entusiasmo, y no tiene conejos en la chistera que sacar. Las fotos con la exministra de Santos, como para apelar a los cuatro gatos santistas, fueron más intrascendentes que efectivas. Pero está condenado a ir hasta el final y estrellarse. Igual que Íngrid, no se retirará.El exalcalde de Bucaramanga aún puede inclinar la balanza hacia Petro o Fico. Sería torpe dejarse contar porque el voto útil suele ser traicionero. En cuanto a Fico, perdió el impulso inicial, sigue siendo un desconocido para gran parte del país y le falta contundencia en los mensajes. El candidato del pueblo no dice nada. Si no da golpes de efecto, que sorprendan y generen confianza, no bastará con meter miedo a Petro. Tendría, al menos, que conseguir que se le una Enrique Gómez Martínez, que representa a una derecha sin complejos. Porque la elección del santista Henao hace temer que su gobierno repita los errores del de Duque.
Enfrente tiene a un extremista que sabe lo que quiere. Las medias tintas no sirven ahora. Si no, que le pregunten a Fajardo.
NOTA: por cierto, eso de que al Gordo lo metieron preso gracias a Petro es otra de las clamorosas mentiras que prodiga desde que comenzó la campaña. Fueron las confesiones de los propios paramilitares en el proceso de Justicia y Paz las que destaparon la barbarie de las AUC en Sucre.
Salud Hernández-Mora | Semana | 22 de abril de 2022
Nada le afecta. Todo le resbala. Puede mentir, soltar incongruencias, protagonizar un patético show de una firma en mármol, decir un día A y al siguiente Z sin inmutarse, escoger de mano derecha a un alfil de Santos que criticaron con dureza por corrupto. Lo protege un grueso teflón y sus seguidores parecen dispuestos a voltear la cabeza una y mil veces.
Empezando por la permanencia del funesto registrador Alexánder Vega. No solo prueba que Petro es intocable, sino que su campaña impone la narrativa de los sucesos. Puesto que la tula del 1,5 millones de votos milagrosos los benefició, ya no les parece que Vega sea un estorbo, a pesar de que llevaban meses denunciando que serían víctimas de un fraude.
Por eso, el Pacto Histórico no denuncia que Margarita Cabello, la única que puede sacarlo del cargo y nombrar a un registrador ad hoc imparcial en su lugar, prefiera irse de paseo a España antes que tomar una decisión imprescindible para garantizar la limpieza electoral. No tiene presentación que la exmagistrada, que no tiene un solo caso relevante que presentar en su año de pésima gestión, deje a un registrador que no ofrece garantías a la oposición.
¿Qué habría ocurrido si el registrador, en lugar de colaborar con la Unasur del chavismo y Samper, de contratar a dedo a la empresa que se reunió con Petro en Madrid, hubiese escogido una compañía visitada por Tomás Uribe y los votos hallados hubieran ido a parar al Centro Democrático en detrimento del Pacto Histórico?
También es incongruente que la extrema izquierda proponga un cambio radical en el país y luego apoyen a un candidato que pide a la sociedad indulgencias para los corruptos. Y que no le den importancia a que la razón para semejante propuesta sea recoger el caudal electoral de los condenados. El todo vale queda más patente que nunca.
Ni les preocupe la incoherencia de Petro, Roy Barreras y demás tropa radical, al rasgarse las vestiduras y afirmar, con un toque de indignación, que la gira carcelaria del hermanísimo ocurrió a sus espaldas.
No solo faltan a la verdad, porque obvio que sabían, sino que es de hipócritas considerar repudiable hablar con unos reclusos que llevan años tras las rejas, pero maravilloso y santificador sellar un pacto de impunidad con una cúpula guerrillera que además de corrupta era matona.
Qué alguien señale la diferencia entre el Gordo García y los hermanos Moreno con Timochenko. Yo, al menos, solo acerté a encontrar una: mientras los dos ladrones del erario bogotano están presos y García paga cárcel desde 2010 por la masacre de 15 campesinos en Macayepo, al jefe de las Farc y sus compinches los premiaron con una vida sabrosa de plata y cero barrotes.
Además, el Pacto Histórico sigue persistiendo en la ignominia de prometer lo mismo a los sanguinarios del ELN, y no hacen ascos a que esa guerrilla, que acaba de asesinar a dos niños, les manifieste su apoyo. Era lógico, por tanto, que los petristas no les concedieran importancia a los encuentros clandestinos del hermanísimo con corruptos y mafiosos.
No olvidemos, además, que una parte de los que votarán por Petro solo los mueve el odio hacia todo lo que les huela a derecha y uribismo. El resto, incluso que el país ruede hacia el abismo, les vale cinco.
Y supongo que a Petro y sus alfiles ahora les parecerá estupenda, profesional, neutral, la encuesta del Centro Nacional de Consultoría, encargada por SEMANA. Cuesta creer que Colombia escogerá a un megalómano populista de extrema izquierda que se cree dios incluso antes de gobernar. Pero todo apunta a que vamos hacia allá si Fico, el único que le podría derrotar, no da un giro completo.
Sergio Fajardo no va a despegar, sus videos no despiertan el menor entusiasmo, y no tiene conejos en la chistera que sacar. Las fotos con la exministra de Santos, como para apelar a los cuatro gatos santistas, fueron más intrascendentes que efectivas. Pero está condenado a ir hasta el final y estrellarse. Igual que Íngrid, no se retirará.El exalcalde de Bucaramanga aún puede inclinar la balanza hacia Petro o Fico. Sería torpe dejarse contar porque el voto útil suele ser traicionero. En cuanto a Fico, perdió el impulso inicial, sigue siendo un desconocido para gran parte del país y le falta contundencia en los mensajes. El candidato del pueblo no dice nada. Si no da golpes de efecto, que sorprendan y generen confianza, no bastará con meter miedo a Petro. Tendría, al menos, que conseguir que se le una Enrique Gómez Martínez, que representa a una derecha sin complejos. Porque la elección del santista Henao hace temer que su gobierno repita los errores del de Duque.
Enfrente tiene a un extremista que sabe lo que quiere. Las medias tintas no sirven ahora. Si no, que le pregunten a Fajardo.
NOTA: por cierto, eso de que al Gordo lo metieron preso gracias a Petro es otra de las clamorosas mentiras que prodiga desde que comenzó la campaña. Fueron las confesiones de los propios paramilitares en el proceso de Justicia y Paz las que destaparon la barbarie de las AUC en Sucre.